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La Fundación Ángeles del Canal le cambió la vida a mi hija, Zumaikira Pérez

Por KP Comunicaciones Corporativa


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Cuando conversas con personas con discapacidad (PCD), o con sus familiares internalizas que el obstáculo, en Panamá, no es ser una PCD, sino que la sociedad no sea tan empática lo que impide, muchas veces, a que estas personas puedan ejercer plenamente cada uno de sus derechos fundamentales.


Así lo visualiza, Zumaikira Pérez, mamá de Danesis Dillón Peréz, quien es una niña, de 13 años con capacidades diferentes, cuyo pronóstico médico dista mucho de lo que ha logrado hasta hoy.  Con la ternura de su mirada e inocente sonrisa, esta madre de familia comprendió la importancia de respetar la individualidad, de saber esperar, de ponderar lo que se tiene y no lo que hace falta, pero sobre todo de mantener su fe inquebrantable en Dios.


Ella enfatiza que todos los sectores deberían sumarse a la edificación de una sociedad más justa, positiva, equitativa e inclusiva, en la cual los sentimientos y las habilidades de la persona sean lo importante y no las barreras que tenga como consecuencia de una condición médica o intelectual para disfrutar de sus entornos y mejorar su calidad de vida.

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No hay que desfallecer hacia la construcción de ese objetivo entendiendo que una sola herramienta en las manos correctas transforma vidas.  Ese es el caso de su hija desde que recibió una silla personalizada por parte de la Fundación Ángeles del Canal, que le permite que sus risas no se limiten a su entorno familiar, sino que se escuchen en los parques más emblemáticos de la ciudad capital.  


A la par, ella recibe sus terapias de una manera más dinámica, segura y menos dispersa, porque su silla se adapta a alguna de ellas haciendo que sus habilidades motoras y sociales se robustezcan día a día. No es un coche, no es una silla de ruedas... es una silla adaptada a su condición médica.


Antes no disfrutaba plenamente de ser niña... recuerda con nostalgia Zumaikira

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Porque el pequeño y desgastado coche que la movilizaba estaba doblando su columna y limitaba sus movimientos. Eso es parte del pasado, hoy, con su espalda erguida se desplaza hacia distintas áreas de su casa y en zonas de juego cercanas a su residencia acompañada de su familia.  Interactúa con niños y niñas de su edad; disfruta con entusiasmo la etapa de su niñez.


Mientras esto sucede, Zumaikira sueña con el regreso a clases de Danesis, convencida que será cada vez más independiente y cuando crezca no tendrá que preocuparse por su movilidad reducida, puesto que la silla se adapta a su tamaño conforme ella vaya creciendo.   Ahora su futuro es más alentador... y los diagnósticos médicos continúan redireccionándose en positivo, dentro de su condición.


Zumaikira insta a los miembros de la Fundación Ángeles del Canal a continuar dotando de herramientas a las personas con discapacidad y cambiar la vida de ellas y sus familias. Por otra parte, clama para que la sociedad en general conozca el difícil camino de las PCD, de manera que sean más empáticas con los desafíos sociales, económicos y emocionales que viven cada día de sus vidas.  


Con lágrimas en sus ojos, recuerda la falta de empatía que ha tenido que lidiar de otras personas hacia su hija, pero con el apoyo de la fundación hay más esperanza de cambiar hacia una sociedad más sensible y colaborativa.

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Panamá, Ciudad de Panamá.

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